Por Rafael
Suero
Las
comunicaciones constituyen un elemento vital para las sociedades desde la misma
creación del mundo, pero últimamente han sido invadidas por personas
deshonestas que hacen de las mismas un “negocio propio y peculiar” a través de
los medios televisivos, radiales y escritos.
Pues, sólo basta con rentar 30 o 60 minutos para hacer un
programa de radio o televisión, engancharse una camarita fílmica y salir a
buscar dinero, no importa si hay que chantajear, presionar psicológicamente o
intimidar a los funcionarios de los gobiernos, cuando se trata del sector
oficial, o a empresarios cuando se suele buscar “presas” incautas en el mundo
de las comunicaciones en el sector privado.
Este fenómeno está a la orden del día en Nueva York, una
ciudad donde fluye diariamente una cantidad enorme de inmigrantes, muchos de
ellos prósperos empresarios que, al igual que muchos funcionarios de
dependencias del gobierno de la República Dominicana, son víctimas de chantaje,
intimidación y engaño por los llamados “comunicadores” que se hacen pasar como
periodistas, profesión esta última que nunca han ejercido ni para la cual han
ido a prepararse a las Facultades de Ciencias y Humanidades (Periodismo) en las
universidades.
Sin embargo,
no todo está perdido, ya que hay auténticos comunicadores que hacen de las
comunicaciones su medio de sustentación económica con decencia, profesionalismo
y con ética, en base a la publicidad para sus medios o por algún servicio
prestado de comunicación, sin tener que recurrir a chantajes para que les den
dólares sin ejercer ninguna labor ni ofrecer ningún servicio y que, en muchos
casos, han aportado más que muchos de los que nos hemos preparado en las aulas
universitarias.
Me dediqué a escribir este artículo cuando ayer recibí
una llamada telefónica del productor de un programa que se trasmite Rep. Dom.,
y en el conversatorio me relató que un dirigente político y un productor de un
programa de televisión le habían pedido firmar un documento que le sería
enviado al presidente Danilo Medina pidiéndole la destitución del cónsul
Eduardo Selman argumentando supuestos maltratos a periodistas y a otros
sectores, negándose mi amigo productor de televisión a firmarlo por reconocer
que la realidad es que esas dos personas sangran por las heridas porque el
actual Cónsul no se ha dejado chantajear ni presionar ni intimidar ni está
dispuesto a darles dádiva alguna a costa del pueblo.
¡Y qué bueno
que Eduardo Selman honra y dignifica a la comunidad dominicana, principalmente
al periodismo dominicano en Rep. Dom. y en el extranjero, como lo han hecho
otros ex cónsules, entre ellos Marco Montilla, Francisco Fernández y José
Fernández, al no prestarse a ser víctimas de individuos chantajistas e
intimidadores que se enganchan a “periodistas” o se meten en partidos políticos
haciéndose pasar como tales para amasar dinero a como dé lugar, sin importarles
destruir honores ni el daño que les puedan causar a las familias!.
Esos
farsantes de las comunicaciones se quieren aprovechar del privilegio que da el
ser periodista al poder tener acercamiento con sectores de poder e incidencia
en la sociedad, con lo que perjudican el periodismo dominicano decente y
honrado.
¡Enhorabuena,
Eduardo! Los periodistas que hemos ido a las aulas universitarias y los
comunicadores serios y que le conocemos en el activismo político y en la
gestión que has tenido en la administración pública durante décadas, le
felicitamos. Sobre todo, cuando hemos leído en los periódicos que el canciller
dominicano Andrés Navarro revisa los precios de los servicios consulares
ofrecidos a los dominicanos en el exterior para reducir los mismos, revisión
que, como también hemos podido leer, ya usted dispuso en el Consulado en Nueva
York.
Es más
beneficioso para la comunidad dominicana esta medida que dejarse chantajear por
quienes usurpan la profesión de “periodista” y buscan dinero con sus
“diabluras” en las comunicaciones, engatusando y confundiendo de paso, a medios
de comunicación y a sus ejecutivos en la Republica Dominicana y en USA.
Ojalá que el Colegio Dominicano de Periodistas, la
Asociación de Cronistas de Arte, el Círculo de Locutores Dominicanos, la
Asociación de Cronistas Deportivos y otras organizaciones de comunicadores
tomen en cuenta este artículo y sus directivos se pongan las “pilas” contra los
mercenarios de las comunicaciones tanto en Estados Unidos como en la
República Dominicana.