En Dominicana se puede hacer de todo…
En la República Dominicana los políticos nos tienen acostumbrados a distintas altimañas que cometen cuando están terciando en procesos electorales, esto con el único objetivo de ganar una contienda, sin importar lo que tengan que hacer y mucho menos el dinero que deben repartir.
Hay un refrán muy popular que dice “En dominicana se puede hacer de todo”, ojo, mucho cuidado dominicanos y dominicanas, en los Estados Unidos de Norteamérica las leyes funcionan y se le aplican a quienes la violan.
Hacemos esta introducción para hablar del caso en que están envueltos una docena de dominicanos (as), aparentemente la mayoría utilizadas como carne de cañón en las elecciones municipales de mayo pasado en la ciudad de Paterson, en el Estado de New Jersey. Estas personas votaron ausentes a favor del Concejal Rigo Rodríguez, pero las autoridades han detectado que hubo anomalías en el proceso.
No se puede llegar tan lejos en sus decisiones de apoyar a los políticos. Avece hacen hasta lo imposible para ganar un proceso, incluso hasta se olvidan que en EEUU las leyes se le aplica a quienes la infringen.
Jamás nos imaginamos la sorpresa de esas distinguidas damas cuando en horas de la mañana, agentes de la policía se presentaron a sus residencias tras su búsqueda, solo por caer en el gancho de quienes ellas entendieron son sus amigos, pero olvidaron la interpretación que algunos líderes dan a la política.
“Tenemos que ayudar a los nuestros” era el eslogan que usaba aquel equipo de campaña, clamando por el voto de los quisqueyanos; mientras que a sus espaldas clavaban una filosa espada, dejándole una profunda herida que empezó a sangrar el martes y miércoles cuando los agentes del Fiscal General tocaron sus puertas para arrestarlos.
Como medio independiente al servicio de la comunidad, esperamos que el desagradable momento que están pasando estas familias, no se vuelva a repetir por razones tan sencillas, pero comprometedoras, o de seguir orientaciones políticas que poco les importa nuestra comunidad. “El dominicano es marrullero y trae desde la isla, el rabo retorcido”, dijo un poeta criollo. (Angel Berto Almonte)
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