Moisés Mory sostiene que el jueves pasado, como lo hace a diario, cuando se presentó a inmigración en Newark, sorpresivamente tres agentes federales lo condujeron al Consulado del Perú, en Paterson.
"El cónsul Alejandro Beoutis me dijo tajantemente que si no entregaba mi pasaporte, el consulado emitiría un salvoconducto para poder ser deportado", recuerda Mory. "Le pedí hacer una llamada a mi abogado para consultarle, pero se negó", sostiene.
De nada valieron las explicaciones que Mory trató de darle al cónsul. "Le dije que tenía varios casos abiertos en la corte federal y que tenía la petición de mi esposa abierta. Pero me insistió y no tuve más remedio que firmar un acta comprometiéndome a entregar mi pasaporte a inmigración", asegura.
Un funcionario consular, sobre este caso, negó las aseveraciones de Mory. "El consulado lo único que hizo fue cumplir con un convenio internacional. Al señor Mory se le han agotado todas las instancias jurídicas y son las autoridades de inmigración las que determinan cuándo alguien debe ser deportado".
La misma fuente indicó que "el consulado no tiene nada que ver con la orden de deportación".
Mory lleva peleando su deportación durante los últimos 11 años, ordenada luego de haberse declarado culpable por un cargo de posesión de drogas, ocurrido a mediados de 1986.
"Me declaré culpable por un mal consejo de un abogado", asegura Mory, quien luego de cumplir seis meses de prisión y el pago de una multa de 30 dólares, salió en libertad.
En 1999 se abrió su caso de deportación y estuvo, en varias oportunidades, en un Centro de Detención Federal –un año en el 99 y cuatro años desde el 2004 hasta el 2009.
Actualmente, Mory tiene pendiente desde el 2004 una petición de su esposa, además de contar con permiso de trabajo válido hasta el 2011, gracias a la amnistía de 1986, caso reabierto bajo el programa del Northwest Immigration Projects.
Así mismo, está pendiente un caso judicial por habeas corpus, abierto en la corte federal del juez Dennis Cavanaugh, del distrito de Newark.
Mory argumenta que no quiere ir al Perú porque es aquí donde está su esposa —que es ciudadana americana— así como una hija de 17 años. (El Diario la Prensa)
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