ELIZABETH, NJ.- Cansados de los abusos que enfrentan constantemente, un grupo de jornaleros en Nueva Jersey se organizó para ayudarse mutuamente bajo el nombre de Esperanza y fruto de esos esfuerzos obtuvieron un certificado por su entrenamiento en seguridad ocupacional.
“La esperanza es lo último que se pierde, la esperanza de una reforma migratoria, de una vida mejor”, dijo la jornalera ecuatoriana Lida Soledad Delgado al referirse a cómo surgió el nombre de la organización, que ella fundó y preside en la ciudad de Elizabeth, NJ.
“Como inmigrantes nos estamos organizando entre nosotros, para educarnos, capacitarnos y nuestro primer logro es el certificado que nos entregará OSHA, después de un entrenamiento de diez horas”, señaló Delgado.
Explicó que personal de la Oficina de Seguridad en el Empleo (OSHA) capacitó a 30 jornaleros latinos, un gran número de ellos mexicanos y salvadoreños, sobre qué hacer en el empleo para evitar un accidentes.
Delgado agregó que los jornaleros, que trabajan en construcción, entre ellos su esposo, recaudarán fondos entre ellos para comprar las máscaras que necesitan como parte del equipo requerido para el empleo.
Los jornaleros, recordó, van a trabajar a techos, o a pintar en lugares altos y no toman medidas “y luego ocurren los accidentes”, señaló.
Delgado, que como jornalera se dedica al trabajo doméstico, además de vender café y emparedados en un carro de comida, recordó que precisamente fue así que conoció a los jornaleros con los que comparte en la Esperanza. “Fui a Newark a vender desayuno a los jornaleros, unos 70, y ellos me contaron de los abusos y me sorprendí. Luego fui a Elizabeth a lo mismo, y también comencé a ver los problemas que afrontaban”, recordó la ecuatoriana. “El abuso mayor es con los salarios”, agregó. “Les llevan a trabajar y después de una semana les dicen que se vayan que no lo hicieron bien y no les pagan”, argumentó.
Delgado señaló que para los jornaleros “es bien difícil” recobrar ese dinero “sobre todo si no tienen evidencia” y el proceso judicial toma mucho tiempo.
“Lo que hacemos es seguir al patrono hasta su casa y pedir que pague”, dijo la ecuatoriana, quien, tras reclamo de los jornaleros para unirse y defenderse, fundó la Esperanza.
“Mi compromiso después de eso fue pedir ayuda”, destacó Delgado, quien emigró a Italia, donde conoció a su hoy esposo, un obrero de fábrica quien perdió su empleo, lo que les llevó a venir a Nueva York junto a sus hijas. Tras fundar Esperanza comenzaron a contactar a otros grupos, como la Red de Jornaleros, a los diversos consulados latinoamericanos, alcaldes y otros políticos y la Secretaría Nacional del Migrante ecuatoriano, que les han apoyado de diversas formas, destacó.
También se comenzó a concienciar a los jornaleros, con el apoyo de consulados y alcaldías, sobre lo que no deben hacer en la calle, como ingerir bebidas alcohólicas.
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