NEWARK — Ciudadanos estadounidenses que viven y trabajan en la ciudad más grande de Nueva Jersey fueron vigilados como parte del esfuerzo de la policía de Nueva York por compaginar bases de datos sobre los lugares donde los musulmanes trabajan, oran y van de compras. La operación en Newark fue tan secreta que hasta el alcalde de la ciudad dice no haber sabido nada.
Durante meses, a mediados del 2007, policías vestidos de civil, de las Unidades Demográficas de la policía de Nueva York, recorrieron Newark tomando fotografías y escuchando conversaciones en comercios propiedad de (o concurridos por) musulmanes.
El resultado fue un informe de 60 páginas, obtenido por The Associated Press, con breves sumarios sobre los negocios y su clientela. La policía también fotografió y trazó mapas de 16 mezquitas. El informe no cita evidencias sobre terrorismo ni actividades delictivas.
Según el reporte, la operación se llevó a cabo en colaboración con el departamento de policía de Newark, en ese entonces dirigido por un ex alto oficial de la policía de Nueva York. Pero el alcalde de Newark, Cory Booker, dijo que nunca autorizó el espionaje ni jamás se enteró.
"¡Wow!", exclamó el alcalde cuando la AP le informó los detalles del informe. "Esto plantea una serie de preocupaciones. Es algo que da mucho en qué pensar".
Garry McCarthy, jefe de policía en el 2007, dijo hoy que el departamento de policía de Nueva York le informó, como cortesía, que enviaba agentes de civil a Newark. Agregó que ningún policía de Newark participó en la operación. McCarthy trabaja ahora como superintendente de policía del alcalde Rahm Emanuel de Chicago.
La policía efectuó operaciones similares fuera de su jurisdicción en los suburbios en Long Island, según registros policiales.
Los documentos obtenidos por la AP indican por primera vez en detalle cómo esos esfuerzos, frecuentes en la ciudad de Nueva York desde los ataques terroristas del 2001, se extendieron fuera de su jurisdicción. Los residentes de Nueva Jersey y Long Island no tenían motivos para sospechar de que la policía de Nueva York los vigilaba.
El portavoz del Departamento de Policía de Nueva York Paul Browne no respondió de inmediato un mensaje en el que se le solicitaba comentar sobre el reporte.
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