De acuerdo pasan los años vemos como nuestros jóvenes participan menos en las actividades comunitarias o en programas para ayudar a la sociedad donde viven. Me hago la pregunta: ¿Quiénes son los responsables de la indiferencia de nuestros jóvenes?
Este pasado sábado disfrutaba de un almuerzo con la hija de 16 años de mi mejor amigo. Allí veía a Laura con una soltura y aparente madurez que sorprende a cualquier adulto. Ella hablaba de su agenda social que incluía las religiosas salidas de los fines de semana a bares y discotecas. Aun viéndola contar con gran entusiasmo sus actividades por momentos suspiraba diciendo: “Aquí no hay na´que hacer pa´ la gente de mi edad. Si no voy a esos sitios na´ ma´ e´ ir al cine que tengo de opción…Yo no bebo pero hay unas cuantas que hasta se pasan de tragos…”
El discurso de Laura me hizo reflexionar y enfrentar una triste realidad. Nuestra sociedad no está ofreciendo oportunidades a los jóvenes de involucrarse en actividades comunitarias donde puedan poner en práctica soluciones que hayan ideado estando al mando de su planeación y realización.
¿Cuantas mentes brillantes y creativas se están echando a perder por el consumismo, el libertinaje, vicios al alcohol, el tabaco y drogas ilegales? ¿Por qué nos esmeramos tanto de encausar a nuestros hijos en la primera infancia y soltamos a los adolescentes y jóvenes adultos a la merced del mundo descompuesto por ser unos padres cómodos, permisivos e irresponsables?
¿Donde están estas mujeres y estos hombres dominicanos que tomaban en cuenta el potencial de crecimiento y desarrollo de los jóvenes, sus ideas, energías? ¿Por qué la fe de los padres a sus hijos se ha desvanecido como si la adolescencia fuera una peste incurable? ¿Por qué ya no vemos padres voluntarios a crear redes de apoyo para sus hijos que establezcan lazos comunitarios con el objetivo a servir a su comunidad y a su patria?
Son muchos los beneficios que se reportan de los programas comunitarios basados en el servicio. Cuando trabajo en los talleres de liderazgo con estos jóvenes en su mayoría llegan disgustados, con miradas tristes o con un lenguaje corporal que grita arrogancia y enojo. Al finalizar el taller podemos evidenciar un nuevo deseo y entusiasmo por hacer la cosa bien y tomar acción de sus vidas. Ayudar a su comunidad y su patria consigue que los muchachos disfruten de las responsabilidades, el trabajo en equipo, se capacitan, desarrollan sus talentos aprenden a organizarse, los motiva a expresarse abiertamente para analizar y buscar soluciones a problemáticas logrando así desarrollar los hábitos esenciales para tener éxito en la vida.
Veo mucho sucio en mi comunidad. No solo suciedad en las calles sino almas y corazones sucios, palabras sucias, acciones e intenciones sucias. Precisamente nuestra comunidad es la que se beneficiaria de las contribuciones positivas de nuestros jóvenes. Para algunos, trabajar en proyectos comunitarios es la puerta que les permite explorar actividades que podrían realizar como adultos y les permite iniciar un historial de liderazgo.
El joven que se siente útil experimenta una sensación de promesa personal que tiene su origen en el reconocimiento de su capacidad de dar lo mejor de si mismo para un bien común o general. Estos jóvenes que logran ingresar a un proyecto comunitario o participan de programas de servicio que desarrollan su liderazgo logran estrechar sus lazos familiares y se regocijan de ser parte del legado positivo que dejan sus acciones. Entonces me cuestiono nuevamente: ¿Por qué los padres hemos sido tan indiferentes al aumento de colmadones, bares, discotecas? ¿Por qué no hemos tomado acción a crear programas de liderazgo para nuestros jóvenes?
En nuestro país hay organizaciones internacionales que se basan en el servicio. Uno de estos es Rotary que tiene su programa Interac para adolescentes de 12 a 17 años y Rotarac para jóvenes de 18 a 30 años en el cual participan miles de jóvenes dominicanos que están aportando su granito de arena e impactando nuestra sociedad de manera positiva. Pero no es suficiente. Estos valiosos jóvenes son la minoría, necesitamos más!
Como nos gusta echarle la culpa al gobierno de turno, a la escuela, a los vecinos. Miren a su alrededor y analicen a todo aquel que tenga el titulo de ser papá/mamá… ¡Cuanto mutismo! ¡Cuántas protestas sin acción! ¡Cuánta comodidad!
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