LIMA, Perú
(AP) — Las ranas en peligro crítico de extinción pasan sus últimos
momentos en una pecera con agua de la que son extraídas, despellejadas y
echadas en la jarra de una licuadora junto con trozos de zanahoria, maca y miel
de abeja.
Quedan
trituradas en dos minutos y el producto es un jugo espeso de color verdoso que
se sirve en vasos relucientes. Nadie repara que esta variedad llamada
Telmatobius culeus, extraída del lago Titicaca y en peligro crítico de
extinción desde 2004, está en la lista roja de especies amenazadas de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Los enfermos
lo beben con fe porque piensan que estos anfibios acabarán con sus males
bronquiales, aunque no existe prueba científica alguna que confirme tales
beneficios. La maca es un fruto de los Andes peruanos al que también se le
atribuyen diversas propiedades curativas.
"Sirve
para la anemia, los bronquios... el cerebro, cansancio y estrés", dice con
convicción María Cruz, vendedora de jugo de rana en una zona obrera de Lima
desde hace más de dos décadas.
Tras
degustarlo lentamente, Cecilia Cahuana, de 35 años, afirma que es
"buenísimo". Como ella, los principales clientes provienen de la zona
sur peruana cercana a Bolivia, donde también se bebe en algunos mercados de la
ciudad de El Alto.
Cruz dice que
incluso los tuberculosos creen que tomando el jugo sanarán de sus dolencias.
"Hay personas que vienen enfermas y toman durante 15 días o un mes y se
recuperan", comenta.
En Perú, la mezcolanza cuesta en promedio cuatro dólares
en diversos puestos de zonas populares, en los cinturones pobres de la capital
y en los mercados de las diez regiones del sur.
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