sábado, 13 de agosto de 2011

Wikileaks y la soberanía

Por Ana Pereyra
Leo, requeteleo y vuelvo a leer y sigo leyendo los famosos wikileaks exclusivos de República Dominicana, y no entiendo por qué tenemos que ser tan serviles y contarles nuestras cosas a nuestros vecinos del norte.
Y al mismo tiempo me doy cuenta que esa “monería’” y “privanza” que tenemos los dominicanos sobre la tan “cacareada“ soberanía e independencia que sólo existe en nuestra mente patriótica.
Porque después de leer y analizar los famosos cables, hemos llegado a la conclusión, que nuestra independencia está plasmada en un pedazo de papel, o quizás fue un sueño de nuestros héroes patrios.
O talvez como somos la parte trasera de Estados Unidos, tenemos que estar de rodillas ante ellos y como un “papagayo” contarle y pedirle su opinión de todo cuanto acontece en Quisqueya la bella.
Estos cables me remontaron a mi infancia, cuando todavía creía en los representantes de Dios en la tierra y solía confesarme con el párroco de la iglesia, contándole mis pecados y mis mentiritas “blancas”, a lo que el sacerdote me daba de penitencia dos Padrenuestros y un Avemaría.
Somos como muchachos de mandados de los gringos. ¿Por qué el embajador de turno de Estados Unidos en el país, tenía que llamar a capítulo al entonces presidente Hipólito Mejía, para señalarle que algunos de sus funcionarios estaban ligados al narcotráfico, actos de corrupción y trata de personas. ¿O es que acaso el mandatario dominicano no sabía de las actuaciones de sus funcionarios?
¿Y por qué Mejía tenía que, aparte de darle explicaciones, acatar sus mandatos de sustituir esos funcionarios, y en término casi de súplica pedirle que le diera tiempo?
Lo mismo hizo el actual presidente Leonel Fernández, cuando le tocó “rendir” informe a los gringos y hasta llegó al colmo de expresar que si movía la cúpula militar, lo “tumbaban”.
¿No somos soberanos e independientes contra cualquier país interferente? Entonces ¿por qué acatar las órdenes de los americanos como borregos?
Ahora, cabría preguntar, ¿elegimos soberanamente a nuestros presidentes? ¿Se respeta la voluntad popular en las urnas, o se realizan acuerdos de aposentos sobre cuál o cuáles candidatos les convienen a los del norte?
Y de seguro que existen más Wikileaks. Apareció otro que le puso la tapa al pomo y dejó muy mal parado al candidato a la Presidencia de la República por el partido de gobierno.
Pero lo más interesante de los Wikileaks es, que se riegan como pólvora y en segundos se deshacen como castillos de arenas, ya que todos los implicados desmienten su participación y le huyen como el diablo a la cruz, a cualquier confrontación… y colorín colorado, este cuento está acabado.
*La autora es comunicadora quisqueyana, miembro del Colegio Cominicano de Periodistas (CDP).

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