miércoles, 15 de febrero de 2012

¿Vale la pena votar?

Reginaldo Atanay
reginaldo_atanay@yahoo.com

¿Vale la pena votar en Dominicana? ¡Claro que sí! Y vale la pena, también, el que los dominicanos esparcidos en otros sitios del mundo, voten.

Cuando en la tierra Dominicana comenzó el ejercicio del voto libre, tal ejercicio, entonces, fue débil; la musculatura social estaba medio adormecida, producto del reposo obligado que tuvo que experimentar por décadas.

A medida que ha ido despertándose la conciencia ciudadana, se comprende mejor la importancia que tiene el votar para elegir funcionarios públicos, desde el Presidente de la República hasta los regidores.

Y es que el discurrir del tiempo, y las experiencias, han hecho que una inmensa mayoría de ciudadanos quiera sentirse copartícipe en el ejercicio democrático nacional.

El voto en Dominicana tiene efectividad; y votar desde el exterior, tiene aún mayor fuerza, debido a que, desde lejos, se vota “más a conciencia” y sin la presión de grupos que amedrentan al votante, diciéndole que si no vota por aquello o aquel puede traer consecuencias desagradables para su empleo público. O el de sus familiares.

Vale la pena que el Estado agote un presupuesto que induzca al dominicano en el exterior, a votar cada vez con mayor énfasis. Afortunadamente, ese deseo de votar en el extranjero va aumentando y crece el entusiasmo por ese ejercicio.

Aquello de “dominicano ausente” es un concepto que, con la globalización, no tiene ya sentido alguno. Y las enmiendas a la Constitución de la República, han creado puestos electivos en el exterior, lo que motiva a los criollos a ejercer la política de su país, en el extranjero.

Los quisqueyanos avecindados en otros sitios del mundo se sienten que van siendo parte efectiva de la sociedad civil de su país. Y lo proclaman.

Abundan ya los muchos votantes; los que empujan porque su partido gane; y otros que no militan en partido político alguno, también votan. Y ese voto tiene una significación grande, porque indica que tales personas tienen una comprensión patriótica acendrada y se sienten miembros del poder público.

Con tropiezos propios de su idiosincrasia, los dominicanos van perfeccionando su ejercicio de votar. Ello se nota a medida que se van desarrollando las campañas electorales. Y las votaciones.

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