Algunas sustancias a las que estamos expuestos a diario
aceleran el envejecimiento y pueden marcar la diferencia entre cumplir años con
salud o con achaques
La edad biológica depende del estado de nuestro material
genético y no de la fecha de nacimiento
¿Por qué algunas personas conservan una buena forma
física en la vejez mientras otros apenas pueden moverse? La respuesta, al menos
en parte, podría estar en el ambiente en que viven y las sustancias nocivas a
las que están expuestos, según un trabajo de revisión que se publica en la
revista “Trends in Molecular Medicine”, del grupo Cell.
"La tasa de envejecimiento fisiológico, o molecular, difiere
de unas personas a otras, en parte a causa de la exposición a 'gerontógenos',
los factores ambientales que afectan el envejecimiento", explica Norman
Sharpless de la Universidad de Carolina del Norte.
"Igual que el conocimiento de las sustancias
carcinógenas ha sido importante en la biología del cáncer, la identificación de
los agentes gerontógenos podría beneficiar el estudio del envejecimiento. Al
identificarlos y evitarlos podremos influir en el envejecimiento y la esperanza
de vida".
En el futuro, los análisis de sangre que evalúan los
biomarcadores de la edad molecular podrían utilizarse para comprender las
diferencias entre los individuos en las tasas de envejecimiento. Esas pruebas
pueden medir las principales vías implicadas en el proceso de senescencia
celular o modificaciones químicas que distintos compuestos del ambiente ejercen
sobre el ADN.
Un buen biomarcador es la longitud de los telómeros, los
extremos de los cromosomas. A medida que las células se dividen, estos se van
acortando, por lo que pueden considerarse como un reloj celular que mide la
edad biológica.
A diario convivimos con algunos de esos potenciales
“aceleradores” del envejecimiento.
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