Por: Ana Pereyra
Estados Unidos es mi segunda patria, por considerarla una tierra de oportunidades, y si uno se lo propone puede lograr el anhelado sueño Americano, que para cada persona tienen connotación diferente.
En verdad creemos que aquí existen oportunidades que unos aprovechan y otros las dejan pasar, porque esperan más y no tienen definido su camino.
Y aunque admiro este país, a veces es muy cuestionable como actúan, en ocasiones desvisten un santo para vestir otro, o le quitan el pan de la boca a alguien para matarles el hambre a otros.
Muchas ocasiones esta nación careciendo de cosas, o teniendo pocas, da al exterior la que posee y no sé si por buena gente o pantalla.
Demuestra tanto poderío y fortaleza para resolver los problemas de otras naciones, que la hace crecer ante los ojos de la humanidad, y la admiración crece, pero si miramos a nuestro entorno, vemos que los que vivimos aquí carecemos de tanto o más por las ayudas que con tanto “amor”, ahínco, voluntad ofrecen.
Todo este fraserío viene, por el problema que se ha suscitado en República Dominicana con la controversial ley 168-13, ya conocida por todos por sus implicaciones nacional e internacional.
El asunto es, que Estados Unidos como quien no quiere la cosa, está metiendo las narices en esos asuntos, claro por abajito, pero de una forma directa e indirecta usa su poderío e influencia, para obligar al país caribeño a que pisotee su soberanía, sin embargo, ellos tienen más de 12 millones de indocumentados durmiendo en sus laureles, y siguen tan campante como Juancito.
La tan cacareada Reforma Migratoria, será un sueño, es un asunto político y solo se ha vuelto promesa, ustedes dirán y que eso lo sabemos, pero el problema es que la pasada semana, Estados Unidos le otorgo un visado a una persona de ascendencia haitiana que carecía de los documentos legales para viajar.
Toda esa situación, podría ocasionarle un problema al gobierno dominicano, la joven en cuestión, Juliana Deguis Pierre, viajaría a Washington a denunciar su situación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con sus abogados.
Bajo ninguna circunstancia, Estados Unidos debió otorgarle un visado a una persona que según la sentencia del tribunal Constitucional no es dominicana.
Para viajar, no solo se necesita un visado, también tiene que poseer documentaciones y previo a esto, una acta de nacimiento, cédula y luego el pasaporte, la joven en cuestión no tiene ni puede poseer dichos documentos.
En 48 horas, Deguis y sus abogados pretendían resolverlo todo y viajar a Washington, claro que cuando llegaron al aeropuerto y pese a que fue debidamente registrada por la línea aérea, fue impedida de viajar, pues las normas internacionales establecen que ninguna persona puede viajar sin pasaporte.
Pero la pregunta es ¿cual era la premura, por qué Estados Unidos se tomó una libertad que no le correspondía, o puede esta gran potencia conceder nacionalidad de otros países?
Eso mueve a suspicacias e intuir que fueron instigados por la CIDH, la que, a propósito no es reconocida por Estados Unidos. El Estado dominicano ante este agravio no puede quedarse callado.
¿Por que USA no resuelve los problemas 12 millones de indocumentados y las miles de familias separadas. O es que aquí, solo le tiran piedras a los mangos bajitos?
Estados Unidos es mi segunda patria, por considerarla una tierra de oportunidades, y si uno se lo propone puede lograr el anhelado sueño Americano, que para cada persona tienen connotación diferente.
En verdad creemos que aquí existen oportunidades que unos aprovechan y otros las dejan pasar, porque esperan más y no tienen definido su camino.
Y aunque admiro este país, a veces es muy cuestionable como actúan, en ocasiones desvisten un santo para vestir otro, o le quitan el pan de la boca a alguien para matarles el hambre a otros.
Muchas ocasiones esta nación careciendo de cosas, o teniendo pocas, da al exterior la que posee y no sé si por buena gente o pantalla.
Demuestra tanto poderío y fortaleza para resolver los problemas de otras naciones, que la hace crecer ante los ojos de la humanidad, y la admiración crece, pero si miramos a nuestro entorno, vemos que los que vivimos aquí carecemos de tanto o más por las ayudas que con tanto “amor”, ahínco, voluntad ofrecen.
Todo este fraserío viene, por el problema que se ha suscitado en República Dominicana con la controversial ley 168-13, ya conocida por todos por sus implicaciones nacional e internacional.
El asunto es, que Estados Unidos como quien no quiere la cosa, está metiendo las narices en esos asuntos, claro por abajito, pero de una forma directa e indirecta usa su poderío e influencia, para obligar al país caribeño a que pisotee su soberanía, sin embargo, ellos tienen más de 12 millones de indocumentados durmiendo en sus laureles, y siguen tan campante como Juancito.
La tan cacareada Reforma Migratoria, será un sueño, es un asunto político y solo se ha vuelto promesa, ustedes dirán y que eso lo sabemos, pero el problema es que la pasada semana, Estados Unidos le otorgo un visado a una persona de ascendencia haitiana que carecía de los documentos legales para viajar.
Toda esa situación, podría ocasionarle un problema al gobierno dominicano, la joven en cuestión, Juliana Deguis Pierre, viajaría a Washington a denunciar su situación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con sus abogados.
Bajo ninguna circunstancia, Estados Unidos debió otorgarle un visado a una persona que según la sentencia del tribunal Constitucional no es dominicana.
Para viajar, no solo se necesita un visado, también tiene que poseer documentaciones y previo a esto, una acta de nacimiento, cédula y luego el pasaporte, la joven en cuestión no tiene ni puede poseer dichos documentos.
En 48 horas, Deguis y sus abogados pretendían resolverlo todo y viajar a Washington, claro que cuando llegaron al aeropuerto y pese a que fue debidamente registrada por la línea aérea, fue impedida de viajar, pues las normas internacionales establecen que ninguna persona puede viajar sin pasaporte.
Pero la pregunta es ¿cual era la premura, por qué Estados Unidos se tomó una libertad que no le correspondía, o puede esta gran potencia conceder nacionalidad de otros países?
Eso mueve a suspicacias e intuir que fueron instigados por la CIDH, la que, a propósito no es reconocida por Estados Unidos. El Estado dominicano ante este agravio no puede quedarse callado.
¿Por que USA no resuelve los problemas 12 millones de indocumentados y las miles de familias separadas. O es que aquí, solo le tiran piedras a los mangos bajitos?
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